Lo de enseñar las fotos del verano, con pose de turista, en los lugares más pintorescos de aquellos rincones de la geografía que visitamos está bien, pero uno tiene su deformación profesional de arquitecto, y este verano me he dedicado a cazar texturas, a fijarme en detalles superficiales de aquellos espacios que he ido recorriendo, con la sana intención de al visualizarlos pasado el tiempo, recordar sensaciones, tactos, asperezas, temperaturas…, y con esta pequeña selección creo que puede hacerse un mapa bastante aproximado de lo que ha sido este mes de Agosto.
Para aquel que se pare más allá de los pocos segundos que solemos pararnos a ver las imágenes que nos inundan por internet planteo dos retos, uno fácil y otro difícil:
- El fácil, simplemente adivinar a que corresponde cada una de las texturas que reflejan las fotos,
- El difícil, saber dónde fueron tomadas cada una de estas texturas (este creo que sería difícil hasta para mí).
